jueves, 11 de junio de 2015

Algunas ideas para fortalecer la motricidad fina


La primera infancia es una etapa crucial en el desarrollo de un ser humano, en estos primeros 6 años el cerebro absorbe como una esponja el máximo de información posible que le llega de su entorno, es allí donde con ayuda de una adecuada estimulación (entornos preparados para los periodos sensibles) que el niño puede desarrollarse integral y libremente. Es importante decir que no tengo ninguna formación como docente, pero si he leído mucho acerca de este tema, me encanta y a partir de la observación constante realizada a mi pequeñín y nuestra experiencia, hemos podido condensar algunas ideas básicas sobre cómo se puede fortalecer un aspecto tan importante para los niños como la motricidad fina. 

Somos seres sensitivos y como tal conocemos el mundo por medio de ellos, nuestro cuerpo por medio de nuestros sentidos (tacto, olfato, vista, gusto, oído) capta la información que proviene del exterior y la procesa otorgándole un significado; de allí que los niños pequeños tiendan a tocar, oler e incluso meterse a la boca cualquier objeto que se les presente, esa es su forma de conocer el mundo. A medida que crecen y adquieren movilidad y cierta autonomía, los niños tienen en sus manos la mayor herramienta para relacionarse con el mundo y nosotros como padres, cuidadores debemos estar atentos para responderles de acuerdo a sus necesidades.  Una de las mayores preocupaciones de los padres suele estar en que sus hijos aprendan a leer y escribir rápidamente, pero muchas veces se desconoce que esto es un proceso que necesita de preparación, paciencia y amor, mucho amor. Por ello desde sus primeros años se pueden desarrollar pequeñas acciones que vayan abonando y madurando las capacidades de los niños. Son actividades sencillas, que no requieren de muchos materiales y se pueden realizar felizmente en el hogar. En la red se pueden encontrar multitud de ideas para trabajar la psicomotricidad, pero con base en nuestra experiencia a continuación les describo algunas de nuestras favoritas. 
Rasgado: Esta actividad no requiere de un material en específico, básicamente cualquier hoja o revista que ya no se use, unas manos juguetonas y ¡ a rasgar! las posibilidades son infinitas, rasgar trozos pequeños, largos, cortos. Se pueden rasgar también las formas geométricas si es del interés del niño; rasgar trozos y rellenar las formas de letras o números previamente dibujados, entre otras muchas ideas que se puedan ocurrir. El objetivo es que el niños ejercite la coordinación oculo-manual además de que afine el movimiento de la pinza con el dedo índice y pulgar que posteriomente le servirá para el agarre del lápiz. 


Insertar cuentas: Aquí el niño debe con la pinza seleccionar una cuenta (en nuestro caso utilizamos cuentas de madera utilizadas parra hacer artesanías) e insertarla ya sea en un trozo de lana con ayuda de una aguja capotera plástica o como en la foto en un trozo de alambre dulce (aunque en este caso se debe estar pendiente pues se pueden chuzar el dedo), Nuevamente se fortalece la coordinación mano-ojo, además de que se trabaja concentración, paciencia y creatividad pues después haber insertado todas las cuentas se le ocurrió que podrían ser animales que reptan.                                      
Grafomotricidad: Relacionar al niño con formas básicas previas a la escritura: espirales, circulos, zig-zag, montañitas, entre otras formas. Generalmente se ponen planas pero la sola palabra suele aburrir al mas entusiasta, asi que en casa hemos probado otras alternativas, hacer las formas con plastilina, dibujar las formas en arena, harina (ideal para la mesa de luz).
Perlas de agua: Y hablando de mesa de luz, las perlas de agua son un material barato que tiene múltiples utilidades, en el caso de la motricidad fina cuando el niño experimenta el tocar estas perlas y sentirlas con toda su mano, está estimulando este sentido, al cogerlas con la mano, al realizar la pinza para atrapar una a una, y al seleccionarlas y depositarlas en otro recipiente está ejercitando su coordinación oculo-manual, concentración y se puede introducir también en el pensamiento lógico al organizarlas por color, cantidades, mayor o menor... y muchas ideas más.

Pintura: La actividad por excelencia de la casa, ya sea con un pincel, con una espuma, con un copito o con sus manos, la pintura tiene es un recurso que no nos cansamos de utilizar. Afianza los movimientos de la mano, coordina ojo-mano, fortalece la pinza, ayuda en la concentración, la creatividad y ayuda en la expresión de sentimientos e ideas. ¿Qué más se puede pedir?


La torre de hanoi: Una alternativa al ensartado que mencionaba arriba es esta torre, le permite al niño manipular y organizar objetos de diferente tamaño, practicar en el movimiento, puntería, coordinación oculo-manual (nuevamente), paciencia. Y si el niño lo demanda colores, seriación mayor- menor o viceversa, también se pueden dibujar los contornos en una hoja de papel y que el niño luego encaje la forma en la silueta correspondiente, como si fuera un rompecabezas.

Modelado: Ya sea con plastilina, arcilla o papel maché (como en la foto), el trabajar con un material maleable permite que el niño realice múltiples movimientos con la mano, con los dedos, estimule el tacto, se concentre, cree y disfrute del momento. 

El estar él solo frente a un material y poder crear lo que salga de su imaginación es algo maravilloso, verlos concentrado, solo él y la masa, son esos grandes momentos donde podemos apreciar la grandiosidad del niño en todo su esplendor.


Tejido: Finalmente y no por ello menos importante uno de nuestros últimos descubrimientos, el tejido, con ayuda de una aguja capotera de plástico, lana de colores y una base de cartón que organizamos en casa, iniciamos este proyecto de tejer una bufanda, aunque al final no calculamos bien las proporciones y tuvimos que convertirlo en una bandera. Parece redundante pero con estas pequeñas acciones se generan grandes cosas, el niño puede fortalecer la vista, la pinza, el movimiento de la mano, la coordinación arriba-abajo para realizar las puntadas, además de crear, concentrarse y al final ver la satisfacción del trabajo bien hecho.

Estas son algunas de las actividades más representativas que realizamos en casa para el desarrollo de la motricidad fina, son geniales  y a los niños les encantan. Es de agregar que Mateo tiene 5 años y desde aproximadamente 6 meses escribe con claridad y de forma ordenada, superando con creces cualquier expectativa. 

Para finalizar me gustaría agregar que esto no debe ser una imposición de nosotros hacia ellos, al revés las actividades surgen como respuesta a una necesidad expresada por el niño. Ya es función de nosotros leer esas señales y acompañarlos en el proceso.

Buen día y feliz resto de semana

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