martes, 30 de junio de 2015

Aprendizaje significativo: El ciclo de vida de frijolera


Cuando se habla de aprender y acceder al conocimiento, existen multiplicidad de voces que muestran diversas tendencias en torno al proceso enseñanza- aprendizaje. Sin duda alguna es un tema que genera debate y pone en evidencia la gran cantidad de matices existentes para realizar esta labor; algunas personas se basan más en lo procesos cognitivos y lo que ocurre en el cerebro de un niños mientras se desarrolla en cambio otras resaltan la importancia del entorno socio cultural y la influencia que tiene el contexto en el proceso de aprendizaje. 

En efecto cada uno de estos factores tiene gran influencia en la forma como conocemos y entendemos el mundo, tenemos nuestras funciones cognitivas y estas se enriquecen (o entorpecen) gracias al entorno sociocultural donde se desarrolla; pero existe otro factor supremamente importante que se encarga de dirigir nuestra atención hacia fenómenos determinados. Para nadie es un secreto que existen cosas que aprendemos más rápido que otras, a unos le llaman la atención la geografía, mientras que otro podría pasarse las horas en medio de tornillo y tuercas. LA EMOCIONALIDAD, esa parte aveces tan inexplorada de nosotros mismos, puede ser un aspecto facilitador en el proceso de aprendizaje, los niños son así, seres cargados de emociones que los llevan a jugar por horas ilimitadas sin cansarse, a quedarse observando sigilosamente como una abeja se alimenta del néctar de las flores.

El niño como ser curioso es capaz de asombrarse con un estímulo externo (visual, auditivo, sensitivo, gustativo) y a partir de ahí construir toda una seria de conocimientos  y experiencias que nunca olvidará. Ya lo he dicho en otras ocasiones no se trata de que el niño repita y memorice como una pequeña máquina. Se trata de que el niño viva, experimente, sienta y a partir de ahí construya y reconstruya sus conocimientos y la forma como se relaciona con el mundo. Eso es lo que intentamos hacer todos los días en casa y eso es lo que nos gustaría que ocurriera en cada hogar, cada escuela o cada espacio donde estén los niños. 


Al inicio de este año nos planteamos muchas metas para cumplir y una de ellas fue la de montar un mini huerto en el balcón. Aunque esto debido a las limitaciones de espacio y herramientas era difícil que fuera algo sustentable que nos pudiera alimentar, como ejercicio de aprendizaje fue fantástico pues la huerta fue el pretexto que nos permitió trabajar diversas áreas del conocimiento en el niño. Lo primero que hizo fue decidir el tipo de planta que quería plantar y dejándose llevar por sus gustos gastronómicos tomamos dos frijoles y los pusimos en un entorno húmedo rodeado de algodón para que se diera la germinación. Una vez que estuvo crecido lo transplantamos a un cuenco más grande con tierra abonada. Con el paso de los días Mateo fue el encargado de regar las plantas y observar cuales eran sus necesidades, construimos un diario de campo donde ibamos consignando los cambios que se presentaban en frijolera, poco a poco las plantas iban creciendo hasta que un día amaneció florecida y unos días después la flor dio paso al vaina (fruto). Esta es la versión resumida de lo experimentado por Mateo en 3 meses aproximadamente, pero del proceso como un espacio pedagógico puedo rescatar:

  • Fortaleció la autonomía de Mateo al sentirse responsable del cuidado de la planta
  • Reafirmó nuestra concepción sobre una educación sensorial: cada día el pudo ver y sentir como iba cambiando la planta, con ayuda de un metro se trabajó la matemática al medir los avances que iba teniendo la planta y se familiarizó con medidas como el cm o el ml. 
  • Además de medir pudimos investigar si lo que le pasaba a nuestra planta le pasaba a otras, llegando a algunas conclusiones generales sobre el crecimiento de las plantas (germinación, crecimiento, floración, fruto) y enunciar algunos elementos fundamentales para que las plantas y la vida en general pueda existir (agua, sol, tierra)
  • De manera adicional Mateo descubrió que frijolera tenía algunos amigos insectos como las hormigas, las abejas, chinches. Y que cada uno de ellos cumplía una función, lo cual permitió hablar sobre la conectividad que existe en las especies y como todas dependemos de todas.
A partir de este proceso y recopilando toda la información se nos ocurrió la idea de hacer una exposición con los amigos para contar todas las cosas que había descubierto, por ello organizamos las fotos que Mateo fue tomando e hicimos una especie de muestra fotográfica, después de imprimirlas, las plastificamos e improvisamos con una rama que teníamos nuestro stand para la muestra.

También Mateo realizó unos folletos donde consignó las cosas que a su parecer el había aprendido, hicimos primero una lluvia de ideas y de ahí se sacaron lo aspectos principales: Como es su ciclo de vida, Qué necesita para vivir y cuales son sus amigos. Las decoraciones y diagramación la realizó él y su imaginación XD, yo lo único que hice fue llevarlo a sacar las fotocopias necesarias.

El día de la exposición para ambientarnos sobre el tema leímos el libro "Una semilla para Topacio" y terminamos de organizar todo. Una vez que llegaron los niños Mateo les contó lo que había aprendido, cómo fue creciendo la planta, las fases de crecimiento y los demás le fueron realizando preguntas. Como elementos didáctico preparamos unas fichas con el ciclo de vida que ellos tuvieron que organizar.

Al final todos quedamos tan contentos que una de las invitadas llevó una maqueta que había realizado sobre el sistema solar y también expuso lo aprendido, y otra manifestó que para la próxima "Reunión" ella iba a preparar algo. Sin estar planeado tenemos un grupo de niños que quieren aprender y con ganas de seguir reuniéndose. Ahí tenemos la semilla con ganas de crecer.

En síntesis y sabiendo que seguro pasaré algo por alto, esta pequeña experiencia de ver crecer a frijolera nos permitió trabajar: la concentración, el asombro, la capacidad de observación, el seguimiento, la medición, biología, greografía, motricidad fina, lectoescritura, conciencia ecológica, respeto por la vida, perseverancia, trabajo en equipo, capacidades comunicativas. Entre otras muchísimas cosas que no alcanzó a enumera.  Sin duda alguna fue una experiencia muy enriquecedora para todos. 

Feliz semana
Un abrazo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Espero que te esta publicación te haya aportado. Si quiere compartir tus ideas o emociones sería enriquecedor. Muchas gracias