Hace un mes aproximadamente tuvimos la
fortuna de visitar Armenia y conocer algunos lugares de esta región cafetera.
Por su puesto que arrimamos al parque del café y entre risas y adrenalina las
grandes nos volvimos niños y ellos pues disfrutaron al máximo. Pero este no es
el punto que quería hablar, obviamente ya que estábamos allí fuimos a varios
lugares turísticos de Armenia, pero sin duda alguna el que más nos llegó fue el
Museo del Oro Quimbaya.
Este como tal es hermoso, su
estructura está inspirada en las construcciones de los indígenas Quimbayas que
habitaron esa zona y cuenta con una exposición magnifica sobre esta cultura.
Joyas, vasijas de barro, artículos de rituales, son pequeñas expresiones
artística de la cosmovisión que esta cultura compartía y la manera cómo vivían.
Esta experiencia fue muy bonita pues
como mamá y trabajadora social creo que es fundamental reconocer de dónde
venimos, si bien somos una mezcla de diversas razas, los primeros pobladores de
estas tierras fueron ellos, Quimbayas, Calimas, Muiscas, Tayronas, entre otras
muchas tribus que habitaron por lo largo y ancho de nuestro país. Es importante
con los niños y niñas recobrar reconocer su estilo de vida, su modelo
filosófico y la estrecha relación que establecían con la naturaleza.
Por suerte llegamos a tiempo y
logramos la visita dirigida del guía que al final del recorrido nos tatuo la
piel con algunas iconografías de los Quimbayas, yo escogí la de forma de
escamas, Mateo en cambio se tatúo la piel del puma… y como todo es un
maravilloso pretexto que genera múltiples aprendizajes, a nuestra vuelta
estuvimos toda la semana investigando y conociendo sobre esta impresionante
cultura. Al final de la jornada decidimos montar nuestro propio taller de
serigrafía casero con motivos indígenas. Es una actividad muy sencilla y que involucra
a los niños en todo momento, durante la construcción de las herramientas y en
el momento del grabado.
Para realizarlo necesitamos:
1-
Rollos
de papel higiénico
2-
Silicona
en barra (o líquida)
3-
Retazos
de foamy
4-
Un
marcador
5-
Pintura
6-
Y
mucha imaginación
Inicialmente se hace el
bosquejo con el marcador en el rollo de papel higiénico cuidando que la
composición vaya quedando coordinada. Una vez que esto se haya
realizado, con mucho cuidado se cortan trozos de foamy según las formas
dibujadas. La idea con el foamy es que el dibujo quede en relieve y por tanto
al momento de imprimirlo en otra superficie la forma quede bien diferenciada.
Cuando ya las piezas estén
recortadas y se haya comprobado que concuerdan con el diseño realizado, con
ayuda de un adulto y la silicona se procede a pegar las partes, armando la
totalidad del diseño.
Para que nuestra
herramienta quede con forma de rodillo, se junta papel periódico y se organiza
en forma alargada para que pueda meterse dentro del rollo de papel y salir en
ambos extremos. Cuando ya esté organizado se pega con silicona y ya tenemos
listo el rodillo para girar.
Después que se haya secado
y esté firme, en un plato desechable u otro recipiente se vierte pintura
(nosotros lo hicimos con el vinilo común), y con ayuda de las asas hechas con
papel periódico se gira dentro de la pintura para que todo el diseño quede
empapado.
Finalmente se coloca el rodillo
en la superficie que se quiera grabar... y a girar, dejando grabado la
composición hecha.
Es una actividad sencilla,
divertida y fácil de hacer.