miércoles, 24 de noviembre de 2021

El escritor (Más aprendizajes invisibles)

 


Hace unas semanas Mateo me permitió leer algunas páginas de un texto que lleva todo este año escribiendo; un escrito al que le ha dedicado horas y horas de sus días y por el cual algunas noches no quiere acostarse a dormir. 

Y es que aunque en casa siempre hemos amado la lectura y los libros están en nuestra cotidianidad como uno más de la familia, en los últimos tiempos Mateo ha empezado a sentir la curiosidad por escribir y las palabras fluyen por sus dedos rápidamente teclean mil ideas. Al ojear las primeras páginas solo pude sentir admiración (por él); y no podía dejar de pensar ¿En qué momento escribió todo esto? ¿Cómo lo hizo? ¿Qué lo inspiró a hacerlo? ¿Qué sentía? 

Escribir como todas las artes es un proceso creativo donde el artista imagina y/o recrea en su mente su obra para luego transferirla al papel en el caso de la escritura; es un proceso que se cuece a fuego lento, donde se ven implicado múltiples habilidades y conocimientos.  Cuando conversaba con Mateo acerca del libro me daba cuenta de todo lo que tuvo que leer, consultar para plasmar esas ideas, porque no se trata de escribir un cuento o una historia sin más; para poder escribir las 78 páginas que lleva escritas ha tenido que poner en juego diferentes disciplinas del conocimiento que le pudieran servir para plasmar su historia. 

Esto reafirma mi idea de que el aprendizaje se da en la vida misma y que cada experiencia aunque tenga un objetivo directo tiene múltiples aprendizajes que se dan de forma sutil, camuflada casi que invisible. Para escribir ese libro Mateo tuvo que aprender de ortografía, gramática, léxico, estilos literarios, autores, geografía, mitología griega, cultura general; algunas de estas cosas ya las sabía pero tuvo que recordarlas, otras en cambio no y se vio en la necesidad de aprenderlas y seguramente ya no las olvidará. 

Al preguntarle ¿Qué siente cuando escribe? su respuesta me recordó a Albert Einstein "Mamá yo solo siento que en mi cabeza hay muchas palabras que quieren salir y cuando comienzo a escribir salen sin más"..... LA CREATIVIDAD ES LA INTELIGENCIA DIVIRTIENDOSE, y puedo asegurar sin temor a equivocarme que Mateo se ha divertido muchísimo. Que importante y necesario es que los niños y niñas tengan los tiempos y espacios para conocerse, explorar sus pasiones y poder divertirse creando. 

Esto es aprender en el mundo, esto es vivir sin escuela, esto es simplemente VIVIR. 

¿Estimular o acompañar?






Desde el nacimiento de Benjamín me he dado cuenta de que el ritmo vertiginoso que seguimos los adultos en nuestra vida se lo queremos transmitir a los niños y niñas. En sus tres años de vida hemos tenido que tolerar preguntas inoportunas como ¿Todavía no camina? ¿Ya dejó el pañal? ¿aún no hace esto o aquello? 

De verdad tenemos tanto afán porque aprendan a hacer infinidad de cosas ¿Por qué? o mejor dicho ¿Para qué? Para satisfacer nuestro ego como si de trofeos se tratara? Este año pude formarme como co-Guía Montessori y una de las herramientas más hermosas y valiosas del método es la observación, ver al niño o niña en su esencia con todas sus potencialidades y necesidades para poder así acompañarlo y brindarle las herramientas necesarias para que crezca a su ritmo, con sus particularidades. 

Las dinámicas actuales nos venden que a los niños y niñas hay que estimularlos, desde que nacen existe toda una oleada de mercadotécnica preparada para vender el artículo de turno para que aprenda a caminar, los números en inglés, colores, luces, música..... mil actividades para hacer con los niños.... es difícil no caer en esa dinámica, pues todo nos hace pensar que si no realizamos todas esas actividades nuestros hijos se quedarán atrás. 



Después de 3 años tratando de seguir al niño, de observarlo y tratar de que cuente con un ambiente preparado físico y psíquico para que pueda florecer, me doy cuenta que es mucho más sencillo que todo lo que nos dicen, que la naturaleza es nuestro mejor espacio de juego donde encontrar todas las texturas, olores, sabores, que si hay presencia cualquier conversación o caminata es una excusa para aprender y que los niños y niñas (en realidad todos los seres humanos) necesitan muchooo movimiento ( aunque esto es otros aspecto del cual próximamente escribiré) pues es a través de él que se construye el cerebro.  

Y así de repente un día logrará hacer aquello que quiera no porque otro se lo imponga, sino porque su cuerpo, corazón y mente están preparados para ello. Cuando los adultos confiamos y dejamos el miedo y ganas de controlar, pueden suceder cosas asombrosas. 

En la primera foto, él quería sacar a pasear a sus personajes de rin rin renacuajo en los carros pero obviamente se caía, tenía un problema, después de observar a su alrededor, vio la plastilina así que intentó e intentó hasta que la idea funcionó. Todo esto lo hizo solo, en silencio, durante un largo tiempo... yo solo podía observarlo y pensar en todas las cosas que podían estar sucediendo en esa cabecita y en todas las cosas que puede llegar a lograr sin la intervención a veces inoportuna del adulto.