miércoles, 24 de noviembre de 2021

¿Estimular o acompañar?






Desde el nacimiento de Benjamín me he dado cuenta de que el ritmo vertiginoso que seguimos los adultos en nuestra vida se lo queremos transmitir a los niños y niñas. En sus tres años de vida hemos tenido que tolerar preguntas inoportunas como ¿Todavía no camina? ¿Ya dejó el pañal? ¿aún no hace esto o aquello? 

De verdad tenemos tanto afán porque aprendan a hacer infinidad de cosas ¿Por qué? o mejor dicho ¿Para qué? Para satisfacer nuestro ego como si de trofeos se tratara? Este año pude formarme como co-Guía Montessori y una de las herramientas más hermosas y valiosas del método es la observación, ver al niño o niña en su esencia con todas sus potencialidades y necesidades para poder así acompañarlo y brindarle las herramientas necesarias para que crezca a su ritmo, con sus particularidades. 

Las dinámicas actuales nos venden que a los niños y niñas hay que estimularlos, desde que nacen existe toda una oleada de mercadotécnica preparada para vender el artículo de turno para que aprenda a caminar, los números en inglés, colores, luces, música..... mil actividades para hacer con los niños.... es difícil no caer en esa dinámica, pues todo nos hace pensar que si no realizamos todas esas actividades nuestros hijos se quedarán atrás. 



Después de 3 años tratando de seguir al niño, de observarlo y tratar de que cuente con un ambiente preparado físico y psíquico para que pueda florecer, me doy cuenta que es mucho más sencillo que todo lo que nos dicen, que la naturaleza es nuestro mejor espacio de juego donde encontrar todas las texturas, olores, sabores, que si hay presencia cualquier conversación o caminata es una excusa para aprender y que los niños y niñas (en realidad todos los seres humanos) necesitan muchooo movimiento ( aunque esto es otros aspecto del cual próximamente escribiré) pues es a través de él que se construye el cerebro.  

Y así de repente un día logrará hacer aquello que quiera no porque otro se lo imponga, sino porque su cuerpo, corazón y mente están preparados para ello. Cuando los adultos confiamos y dejamos el miedo y ganas de controlar, pueden suceder cosas asombrosas. 

En la primera foto, él quería sacar a pasear a sus personajes de rin rin renacuajo en los carros pero obviamente se caía, tenía un problema, después de observar a su alrededor, vio la plastilina así que intentó e intentó hasta que la idea funcionó. Todo esto lo hizo solo, en silencio, durante un largo tiempo... yo solo podía observarlo y pensar en todas las cosas que podían estar sucediendo en esa cabecita y en todas las cosas que puede llegar a lograr sin la intervención a veces inoportuna del adulto. 




1 comentario:

  1. Lo más valioso de este escrito para mí es tu sinceridad en el relato. No es para nada fácil la crianza de los niños, las dudas son diarias y tal vez siempre pase, pero me consta que lo que dice en estás líneas lo haces en tu diario vivir. En medio de las dificultades, has perseverado para dar amor y cuidar de ellos. Un abrazo

    ResponderEliminar

Espero que te esta publicación te haya aportado. Si quiere compartir tus ideas o emociones sería enriquecedor. Muchas gracias