Vivimos en una ciudad intermedia ubicada en el corazón del departamento del Valle, Tuluá con sus ires y venires, es el lugar que nos vió nacer (a Mateo y a mí) y es donde llevamos a cabo esto que llamamos vida. Aquí desde donde escribo estas líneas, soñamos, pensamos, lloramos y vivimos, y aunque es una hermosa tierra rodeada por dos imponentes cordilleras, a veces sumidos en la rapidez de la rutina olvidamos lo bendecidos que somos. Cada día trae su afán pero también su oportunidad para disfrutar y aprender ... y aunque aveces los días parezcan iguales y me cuestione sobre el camino por el que decido cada día transitar, la semana pasada como familia vivimos dos días maravillosos que reafirmaron nuestras posiciones frente a la vida y recargaron mis reservas de fe que en ocasiones escasean.
El caso es que el Ministerio de Cultura tiene una estrategia para la promoción de la lectura y escritura llamada "Leer es mi cuento" y a mitad de año realizaron un concurso a nivel nacional llamado "Leer es mi cuento en vacaciones", el cual consistía en que los niños y niñas enviaran un comentario sobre un texto leído y tendrían como premio tablets y libros. A Mateo le gusta mucho leer, por tanto nos pareció una buena oportunidad, él escogió el libro "Mitos y Leyendas de América Latina" y enviamos el comentario en vídeo.
Todos los comentarios fueron analizados por un jurado experto y de 970 niños que se presentaron, seleccionaron a los mejores 50. Mateo estuvo dentro de los ganadores y con emoción esperaba su tablet y los libros que se supone llegarían por correo desde Bogotá. El Ministerio de Cultura quiso reconocer el potencial y creatividad de estos y todos los niños y niñas , realizando la premiación en el marco del V Congreso Nacional de Bibliotecas públicas. Y aquí es donde pienso que la vida es un misterio que cada día debemos descubrir, el lunes 3 de Octubre la mañana nos sorprendimos viajando a Bogotá para participar de la premiación ... nervios, alegría y GRATITUD eran emociones que pasaban por mi y por mi bello Mateo en ese vuelo... gratitud con la vida, con Dios, con nuestra familia, con mi Mateo por ser él y con las dos funcionarias del Ministerio que estuvieron toda la semana gestionando para que la participación de los 50 niños ganadores fuera posible. Gracias a María Juliana y a Alejandra, las personas visibles de esta iniciativa, que hicieron todo lo posible porque nuestra estadía en la capital fueran magnifica.
El auditorio estaba lleno de 800 personas que estaban allí para debatir sobre como la biblioteca pública puede ser un territorio de paz, bibliotecarios, promotores de lectura, docentes, lideres comunitarios, madres y padres de familia, todos estábamos allí reunidos para exaltar a estos niños en una época donde LEER ES UN ACTO REVOLUCIONARIO. Recordar el aplauso de todo el auditorio todavía se que es un momento que nunca se nos olvidará. Aplausos que reconocen, que alientan y dan vida. Aplausos que dirigen su mirada un poco más abajo de lo acostumbrado para ver que son ellos los cimientos de una sociedad, son ellos por quienes debemos luchar y construir un mundo en paz.
Esta fue nuestra experiencia extraordinaria de la semana pasada, de la cual me quedan las siguientes conclusiones:
- En un momento tan complejo como el que vivimos hoy en día en Colombia, saber que aún los niños conservan la capacidad de SOÑAR es algo realmente alentador, el esta sentada allí con 50 niños y niñas de todo el país, cada uno con sus particularidades pero con una gran sed por aprender e imaginar, me reafirma sobre el lugar principal que deberían tener los niños y niñas en la sociedad. No es una frase cliché y no es una exageración, en ellos estamos sembrado nuestro futuro como sociedad.
- La paz como fin último del ser humano debe ir más allá del fin de la guerra... la paz es un estado simbólico y real de bienestar donde todos sin ningún tipo de discriminación (raza, sexo, edad, religión, orientación ) pueden vivir, y este es otro concepto importante el CON-VIVIR, vivir con el otro a partir (no a pesar) de sus diferencias y potencialidades, como lo estábamos ese día, 50 niños con 50 historias y 50 lugares distintos pero todos unidos por una misma razón, los espacios de lectura como territorios de paz.
- Si queremos vencer la violencia cultural, esa que llevamos impregnada en nuestros imaginarios y que hemos naturalizado como sociedad debemos apostarle a la EDUCACIÓN, no como el acto de adoctrinar a estos seres que están empezando a vivir, sino como el acto de DE CONSTRUCCIÓN Y CONSTRUCCIÓN del conocimiento y nuestra realidad. Los niños y niñas son seres magníficos que tienen todas las potencialidades como sociedad nos queda la responsabilidad o el deber de corresponder con tal grandeza.
- Finalmente esta experiencia reafirmó mi convicción sobre la necesidad de trabajar por, para y con los niños y niñas. La educación es una herramienta de transformación social poderosa y por ello hoy les quiero compartir esta iniciativa que desde hace años estamos venimos trabajando y que este año se materializó en la Fundación Yakuy, ésta es una entidad Sin Ánimo de lucro que está dando sus primeros pasos nuestro objetivo es proponer, desarrollar proyectos y actividades de Investigación e Intervención que promuevan el desarrollo humano de niños, jóvenes, adultos, organizaciones, instituciones y comunidad en general, integrando iniciativas socioeducativas, culturales e investigativas que fortalezcan sus condiciones de vida y generen una cultura de paz.
Si quieres conocer el trabajo que venimos realizando desde la Fundación te invito a que nos visites es www.fundacionyakuy.org.
Finalmente mi aplauso va para todos los niños y niñas de nuestro país y del mundo que día a día deben vivir en un mundo diseñado por y para los adultos... de ustedes es el hoy y el mañana.
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