Últimamente se habla mucho sobre la importancia de la lectura y la necesidad de fomentar en los niños desde edades tempranas la afición por ella. Sin embargo como adultos y desde nuestra visión estructurada o desconocimiento, muchas veces no brindamos las herramientas y los espacios necesarios para que los niños libremente experimenten el placer de leer un libro.
Acudir a bibliotecas, Carnavales del libro, ferias infantiles y demás ayudan a que los niños vean a los libros como un recurso no solo de aprendizaje, sino también de diversión, acompañamiento y relajación. O ¿a quien no se le han ido las horas lentamente mientras viajaba a través de las páginas de un libro?. Historietas, fábulas, leyendas, cuentos cortos, caricaturas... y muchas más son la expresión de una cultura, son un mensaje oculto en el tiempo esperando ser abierto.
Pero hoy quiero hablarles de algo que nos ha servido en casa y que no requiere de mayor gasto económico o logístico: los espacios de lectura en el hogar. La lectura más que una imposición es una decisión personal que expresa nuestros gustos, sentires o placeres; y los niños como seres humanos también deciden o quieren decidir qué y cuando quieren leer. No estar supeditados a la voluntad de un adulto que los lleve a un sitio o tenga que facilitarles el material de lectura, les genera un sentimiento de autonomía que ayuda a la experiencia lectora.
Aclaro que no se trata de infantilizar nuestro hogar o que ahora tengamos que volverlo un jardín de infancia, es simplemente darles un lugar más que merecidos por ser miembros de la familia. Es un espacio físico y simbólico donde los niños puedan acudir en la mañana, la tarde o la noche a leer sus libros, sabiendo que tiene total acceso a ellos.
En casa tenemos dos bibliotecas que hicimos con material reciclable, la primera de ellas ya la reseñé hace un tiempo y la puedes ver aquí Biblioteca con las barandas de la cuna. Y la segunda la hicimos este año con una estiva, la idea la vimos en internet y nos gustó mucho, pues más allá de comprar una mueble, pudimos organizarlo, pintarlo, decorarlo y darle un nuevo uso a algo que iban a desechar.
El hecho de que estén a la altura de los niños, les permite acceder a los libros con total libertad, explorar con ellos, tocarlos y sentarse en ese espacio a viajar con sus historias. Aunque como adultos pensemos que puede ser algo muy sencillo, estos espacios tienen todo un significado para ellos, pues se sienten con un lugar al cual acudir para pensar, distraerse, resolver alguna duda o jugar. Es saber que tienen su lugar, y ya si sumamos que al ser su espacio deben hacerse cargo de la limpieza de los libros, de ordenarlos y cada cierto tiempo revisar su estado, pues es una ganancia completa.
Para finalizar les comparto este cortometraje que encontré hoy en la web y me encantó no solo por su calidad artística, sino por la historia tan linda sobre los libros y la imaginación.
Feliz semana
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